Teoría del sistema-mundo
La teoría de sistemas mundiales se centra
en el estudio del sistema social y sus interrelaciones con el avance del
capitalismo mundial como fuerzas determinantes entre los diferentes países,
incluyendo a los pequeños. El fundador de la escuela Immanuel Wallerstein y sus
seguidores nunca trataron de argumentar que solo la unidad de análisis real era
la economía mundial capitalista que se originó dentro del sistema del Estado
europeo del siglo XVI y vino a trascender en el globo entero. Al respecto,
Wallerstein (1997) sentencia: “Mi propia lectura de los pasados 500 años me
lleva a dudar que nuestro propio sistema mundo moderno sea una instancia de
progreso moral sustancial, y a creer que es más probablemente una instancia de
regresión moral.”
Es en este sentido que Wallerstein
(1999,1994, 1983) sugiere que la unidad de análisis no debe ser el
Estado-nación o la sociedad nacional, sino el sistema-mundo en su conjunto.
La economía-mundo capitalista es un
sistema que “incluye una desigualdad jerárquica de distribución basada en la
concentración de ciertos tipos de producción (producción relativamente
monopolizada, y por lo tanto de alta rentabilidad), en ciertas zonas limitadas”
de acuerdo a Wallerstein (1998), y que además “pasan a ser sedes de la mayor
acumulación de capital…que permite en reforzamiento de las estructuras
estatales, que a su vez buscan garantizar la supervivencia de los monopolios”.
El sistema mundo capitalista funciona y evoluciona en función de los factores
económicos.
En la teoría del sistema mundo capitalista
se analiza “la formación y la evolución del modo capitalista de producción como
un sistema de relaciones económico sociales, políticas y culturales, que nace a
fines de la edad media europea y que evoluciona hasta convertirse en un sistema
planetario” de acuerdo a Dos Santos (1998:130), y en cuyo enfoque “se distingue
la existencia de un centro, una periferia y una semiperiferia, además de
distinguir entre economías centrales, una economía hegemónica que articula al
conjunto del sistema”. De las perspectivas sociológicas existentes la escuela
del sistema-mundo llegó a predecir más cerca la tendencia general de eventos
durante el último cuarto de siglo pasado.
De acuerdo a Wallerstein (1998), las
relaciones económicas del centro con los países semiperiféricos y periféricos
dependen de tres factores estratégicos: el grado en que sus industrias sean
importantes o fundamentales para el funcionamiento de las cadenas de mercancías
clave, el grado en que los países sean importantes o esenciales para sostener
un nivel de demanda efectiva para los sectores de producción más rentables, y
el grado en que los países sean importantes en decisiones estratégicas
(localización, poderío militar, materias primas, etc.).
La evolución de este sistema global actualmente
dio lugar a las naciones incluyendo aquéllas del tercer Mundo y determinó su
posición relativa en la jerarquía internacional. Aquí, tiene poco sentido
hablar de desarrollo nacional si la entidad que realmente se desarrolla es la
economía mundial capitalista. El enfoque de la atención permanece firmemente
dirigida a otras variables, tales como los flujos comerciales entre las
naciones, sus ventajas geopolíticas relativas y sus fortalezas militares e
ideológicas.
Las decisiones político-económicas permean
la economía mundo. Los procesos de globalización establecen formas de
apropiación desigual de la riqueza y por tanto, interacciones
económico-sociales diferenciadas que generan relaciones de subordinación entre
los Estados nacionales. La desigualdad existente entre los Estados nacionales
que integran el sistema mundo es la causa de que los más avanzados se apropien
de los excedentes de los menos avanzados, considerados como los periféricos y
semiperifericos. Este sistema mundo no ha sobrevivido de la crisis moral que
marca el final del milenio.
Los procesos de producción globalizados se
estandarizan para integrarse a un solo sistema global, supeditando la “lógica
de la geografía a la lógica de la producción” en una “compresión
espacio-temporal”. La estandarización y homogeneización de las normas es un
paso ineludible para profundizar los procesos de globalización. El sistema
mundial propone la separación de las superestructuras políticas y culturales
conectadas por una división internacional del trabajo.
McGrew (1990) sostiene que la
globalización constituye una multiplicidad de ligamientos y conexiones que
trascienden a los Estados-nación, y por implicación a las sociedades, lo cual
forma el sistema mundo moderno. Define el proceso a través del cual los eventos,
decisiones y actividades en una parte del mundo puede tener una consecuencia
significativa para los individuos y las comunidades en partes bastante
distantes del mundo.
La esencia de la teoría de sistema-mundo requiere la
siguiente premisa, como ha indicado el economista latinoamericano Osvaldo Sunkel, representante del neoestructuralismo económico.
La
interpretación sugiere que el sistema capitalista internacional contiene un
núcleo internacionalizado de actividades, de regiones y de grupos sociales de
diversos grados de importancia en cada país. Estos sectores comparten una
cultura común y un modo de vida, que se expresa con los mismos libros, textos,
películas, programas de televisión, grupos similares de organización de familia
y de vida social, estilo similar de la decoración de hogares, edificios,
muebles y diseño urbano. A pesar de barreras lingüísticas, estos sectores
tienen una gran capacidad para la intercomunicación que no tienen las personas
marginales del mismo país que hablan la misma lengua (...) La modernización
implica el reemplazo gradual de la estructura productiva tradicional por otra
con capital intensivo (...) Por una parte, el proceso de la modernización
incorpora en las nuevas estructuras los individuos y a los grupos que son
necesarios para que ese tipo de racionalidad triunfe y prevalezca; por otra
parte rechaza y expulsa a los individuos y a los grupos que no tienen lugar en
la nueva estructura productiva o que carecen la capacidad de adaptarse a ella.
Es
importante enfatizar que este proceso no sólo previene o limita la formación de
un grupo o clase social nacional emprendedora propia, según lo indicado por
Furtado, pero también de una clase media nacional (...) e incluso de una clase
obrera nacional. La implantación de la modernización introduce una separación
que divide a los distintos segmentos sociales (...) en este proceso, algunos
empresarios de la clase social emprendedora nacional se incorporan como
ejecutivos a las nuevas empresas transnacionales (multinacionales), otros
quedan marginados; algunas empresas también incorporan a algunos profesionales,
formando a la parte del personal técnico y del segmento de empleados, pero el
resto está completamente marginado. Por tanto la parte de la oferta de mano de
obra que se considera cualificada o apta se incorpora al proceso, mientras que
el resto queda marginada.
Los
efectos de la desintegración de cada clase social tienen consecuencias
importantes para la movilidad social. El empresario marginado se añadirá
probablemente a las filas de los pequeños fabricantes o la manufactura
artesanal, o abandonará su actividad independiente y se convertirá en un
empleado de clase media. Los sectores marginados de la clase media formarán
probablemente un grupo de gente frustrada -de una clase media más baja- que
intenta mantener el aspecto de la clase media -alta o media- sin mucha
posibilidad de movilidad ascendente y aterrorizada por el peligro de su
proletarización. Los trabajadores marginados se sumarán a las filas de
marginalidad absoluta creciente, donde, como en la clase media más baja, el
resentimiento y la frustración se acumularán (...) finalmente, es muy probable
que una movilidad internacional se corresponda con una movilidad interna,
particularmente entre los sectores internacionalizados (...) el proceso de la
desintegración social que se ha descrito aquí probablemente también afecta a
las instituciones sociales que son básicas para los grupos sociales y que les
permiten su expresión.
Por
lo tanto, tendencias similares a las descritas para la sociedad global se van a
encontrar dentro del estado, de la iglesia, de las fuerzas armadas, de los
partidos políticos que tienen gran implantación popular, de las universidades
etc. [Sunkel, O. Capitalismo transnacional y desintegración nacional en América
Latina, 1972, p. 18-42]
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