I. Wallerstein – Abrir las Ciencias Sociales (1995) Sintetizado
I. Wallerstein – Abrir las Ciencias
Sociales (1995) Sintetizado
¿Cómo se
construyeron las Ciencias Sociales? Al preparar nuestro informe tuvimos que
considerar este asunto para entender los dilemas que ellas confrontan.
Comenzamos el relato a fines del siglo XVII anotando que el más importante
acontecimiento de la época fue una especie de divorcio definitivo, una ruptura
entre la ciencia y la filosofía.
Anteriormente,
ambos significaban conocimiento y la gente no establecía una nítida distinción
entre filosofía y ciencia. A fines del siglo de las luces asistimos al
nacimiento de lo que C. P. Snow denominó “las dos culturas”. La ciencia comenzó
a definirse por su contenido empírico, a ser entendida ante todo como una
búsqueda de la verdad a través de la investigación, a diferencia de lo que
estaban haciendo los filósofos, especular o deducir de algún modo.
En términos
del desarrollo de las disciplinas individuales, aproximadamente entre más o
menos 1750 y 1850 nos hallamos en una situación en la que surgen centenares de
nombres para los campos de investigación. Pero entre 1850 y 1914 asistimos a la
reducción de estos nombres a un pequeño número de denominaciones que al final
se convierten en “las” disciplinas. Esto se lleva a cabo mediante una especie
de coagulación de conjuntos de intereses, conjuntos de problemas. Arribamos a
los seis grandes nombres corrientes hoy en día, más un par de nombres menores.
Estas seis grandes denominaciones se convierten en departamentos, en
asociaciones profesionales, en revistas académicas y en sistemas de
clasificación en las bibliotecas.
Podemos
considerar dichas denominaciones con referencia a tres criterios básicos de
delimitación. El primero es el de pasado-presente, que configuró una neta
diferenciación entre la historia, por un lado, y el trío conformado por la
sociología, la ciencia política y la economía, por el otro. Con respecto a los
historiadores que apoyan esta división se puede decir que piensan que los
académicos suelen incurrir en prejuicios acerca de los hechos de su tiempo a
causa de que están involucrados en sus propias sociedades. Por tal razón,
mientras más atrás se remonten en la historia, más neutrales podrían ser.
Además, la realidad objetiva del archivo se impone en el estudioso; no hay allí
nada que sea reciente y por ende sospechoso. La asunción fundamental es que si
un embajador le escribe una carta a su monarca, él está tratando de informarle
acerca de la situación del país a donde ha sido asignado, y lo está haciendo
tal y como ha llegado a entenderla. Si usted lee ese informe tres siglos
después, llega a saber en últimas lo que dijo el embajador. Además, suelen pensar que trabajar con archivos los
lleva a ser más y más detallados, y sabemos que centrarse siempre en los
detalles tiende a llevarnos a lo particular, a no poder comparar ese proceso
con ningún otro.
Por su parte
el trío nomotético (es decir, que busca elaborar leyes sobre el funcionamiento
de la sociedad) tiene a su vez toda la lógica en su cabeza, pero nada más que
la lógica. Para ser objetivo, dicen, debemos aportar, ante todo, datos que no
estén al arbitrio del investigador. Mientras más cuantitativos sean los datos,
menos dependen de la subjetividad y más comparables son en situaciones
diversas. Cuando yo era estudiante nos enseñaban que los científicos sociales
éramos inferiores a los científicos de la naturaleza, pero que algún día nos
hallaríamos a la par. Si perseverábamos, algún día podríamos hablar de los
procesos sociales del modo que los naturalistas hablaban de los procesos físicos,
esto es, que eran lineales, que tendían al equilibrio básico y que siendo
irreversibles, las leyes que los rigen eran universales.
En las
ciencias que hemos mencionado, por lo menos el 95% de todos los estudiosos y de
la investigación académica en el período entre 1850 y 1914, y probablemente
hasta 1945, proviene tan sólo de cinco países: Francia, Gran Bretaña, las
Alemanias, Italia y los Estados Unidos. Y además, gran parte de la
investigación hecha por la mayoría de los estudiosos es sobre su propio país.
Esto es parcialmente pragmático (útil y fácil) y en parte obedece a presión
social y a razones ideológicas: son los países importantes, lo que interesa y
lo que debemos estudiar si queremos saber cómo opera el mundo.
Esto nos
conduce a la segunda diferenciación. El hecho real es que los cinco países en
cuestión no eran el mundo entero. Lo que se hizo, a nuestro juicio, fue
inventar dos disciplinas adicionales que abarcaran el resto del mundo. La
primera y más obvia fue la antropología, a la que se creó para estudiar el
mundo primitivo. Al mundo primitivo se lo define de un modo bastante simple: en
la práctica vienen a ser las colonias de los cinco países mencionados.
Teóricamente, su objeto se puede definir como aquellos pequeños grupos de bajo
nivel tecnológico que carecían de escritura antes de sus contactos con
Occidente. Se presumía que estaban estancados y el tiempo no transcurría para
ellos (en el sentido de que nada nunca cambiaba en esas sociedades a no ser por
la influencia occidental).
¿Cómo
abordarlos entonces? Son gente muy
extraña, que habla lenguas bastante raras desde el punto de vista europeo.
Tenía entonces que irse allí, hacer observación participante, permanecer un par
de años con “su tribu”, aprender el idioma consiguiendo que alguien haga de
intérprete. ¿Y qué se estudia? Pues todo (obvio, son pueblos sencillos, una o
dos personas pueden abordarlos completamente). cómo y con quién establecen
matrimonio, cómo intercambian bienes, cómo ventilan sus diferencias, cuál es la
gramática de la lengua, y al regreso hacemos un detallado informe de todo esto.
Era algo bastante ideográfico, basado además en la presunción de ahistoricidad.
Había un grupo
de países que no encajaban para nada en los anteriores parámetros, que no
podrían ser descritos en los términos que he utilizado para describir el
trabajo antropológico: China, India, el mundo árabe, Persia. Todos ellos
comparten un conjunto de características. Tienen en la actualidad, o tuvieron
en algún momento del pasado, uno o más grandes imperios burocráticos en su
territorio. Como resultado de ello tienen escritura y múltiples textos que se
han preservado. Además, todos ellos tienen religiones que se ha propagado a una
vasta extensión del mundo. No eran como esas tribus africanas que tienen esos
sistemas religiosos que nadie conocía. El budismo, el islam y el hinduismo son
religiones mundiales. Lo único que estas sociedades no tenían, entonces, era
modernidad. Para estas sociedades se crearía un nuevo campo de estudios, el
“orientalismo”. La premisa de los estudios orientales era bastante simple: eran
estructuras maravillosas, complejas que deberíamos comprender. La mejor forma
de hacerlo era penetrando en su civilización, lo que en principio significaba
leer y aprender los textos —la filología llegó a ser una técnica de gran
importancia— y presentarlos al resto del mundo, mientras se explicaba porqué no
habían llegado a ser modernas.
Con lo cual
tenemos configurada esa segunda delimitación básica: la historia más el trío
nomotético dirigido al mundo occidental, y la antropología y los estudios
orientales relacionados con el resto del mundo.
La tercera de
las delimitaciones tiene que ver con la existencia de las tres ciencias
sociales nomotéticas (la sociología, la ciencia política y la economía) ¿Por
qué no una única ciencia social? Pienso que la respuesta tiene que ver con la
ideología dominante a lo largo del siglo XIX. Básicamente, el punto de vista
dominante a nivel mundial del liberalismo, era que el estado, el mercado y la
sociedad eran tres entidades diferenciadas. Ellas operaban con lógicas
diferentes y por lo tanto debían ser estudiadas en forma separada, y en cierto
sentido, se mantenían aparte en el mundo real. Por eso los estudiosos tenían
que segregar su conocimiento de tales aspectos.
Pensamos que
todo cambió con posterioridad a 1945, primordialmente porque el mundo real
cambió en varios sentidos. Tras la segunda guerra mundial surgen los Estados
Unidos como la fuerza dominante económica, política y culturalmente. La gente
se decía: “los Estados Unidos tienen todas esas responsabilidades en el mundo y
no hay nadie que sepa con precisión qué está pasando en la mayor parte de él; estamos
cortos de investigadores, debemos producir especialistas sobre la parte no
occidental del mundo”. Surgen entonces los estudios de áreas como modo de
organización mediante el cual se pueden producir con rapidez gran número de
investigadores que llegan a acumular algún saber sobre África, Asia, América
Latina, Rusia China y cualquier otra región.
Surgen
entonces los estudios de áreas como modo de organización mediante el cual se
pueden producir con rapidez gran número de investigadores que llegan a acumular
algún saber sobre África, Asia, América Latina, Rusia China y cualquier otra
región. Se trata de una estructura
organizativa muy interesante. La idea básica fue algo así como, “no
modificaremos la estructura de las disciplinas. Pero trataremos de inducir a
los estudiantes de posgrado a que se especialicen en las áreas y adquieran
conocimiento sobre ellas dándoles al menos un año más de postítulo. Durante el
cual pueda aprender un poquito de todo acerca de la región de que se trate”. Si
se estaba interesado en la India, tenía entonces que aprender algo de historia
de la India, de la sociología de la India, de su economía, de su ciencia
política. Después podía estudiar el idioma urdu o hindi, o lo que fuese. Esto
se llamó —para usar la expresión ya consagrada— estudios multidisciplinarios.
Los estudiantes adquirían ese conocimiento, en seguida obtenían su Ph.D. en
alguna de las disciplinas y luego se esperaba que continuasen con su trabajo
empírico sobre la India ya como sociólogos, como economistas o historiadores. Muchos países adoptaron el mismo esquema y
así es como hemos producido miles de investigadores de primera línea, haciendo
toda clase de trabajos, lo que hubiera sido impensable antes de 1945.
¿Pero qué significa esto ahora? Con
posterioridad a 1945 asistimos a la más extraordinaria expansión de la economía
mundial en la historia del moderno sistema mundial. A su vez significa que hay
una gran cantidad de dinero de por medio, y que una parte importante de ese
dinero se ha empleado en la también increíble expansión del sistema
universitario a todo lo ancho del mundo. Desde 1945 a esta parte se ha
producido un incremento en progresión geométrica en el número de universidades,
de profesores universitarios, de estudiantes, de estudios de posgrado... Cuando
miramos nuestros doctorados, hay algo indefinido acerca de lo que se exige como
investigación original. Investigación original significa cualquier cosa que
hasta el momento no haya sido investigada. Y como el número de doctorados se
incrementa rápidamente, eso tiende a ser un problema. Tenemos pues un problema
de yuxtaposiciones que crece día a día. Es que de hecho nos estamos moviendo en
otra dirección. Si entre 1750 y 1850 teníamos muchos nombres que después se
redujeron a seis en 1945, la curva se está moviendo ahora en dirección
contraria. Vamos de seis a veinte nombres. Y lo previsible es que esa tendencia
continuará en el futuro.
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