Corrientes de fundación de Ciudades en el territorio de la actual Argentina
Hacia 1516, Juan Díaz de Solís,
quien buscaba una conexión oceánica entre el océano Atlántico y el Pacífico para llegar a Perú, registra la
existencia de una amplia extensión de
agua da la que llamó Mar Dulce. Informa a los reyes de este hallazgo al
regresar a España, 10 años más tarde. Años más tarde, Magallanes encuentra esta
conexión entre los océanos, que hoy lleva su nombre. En 1525 Sebastián Gaboto, recibe
órdenes reales de explorar el Océano Pacífico, pero marineros que habían
viajado con Díaz de Solís, le cuentan conversaciones que tuvieron con los
indígenas sobre la existencia de un Cerro de Plata y decide desobedecer a la
corona e internarse por la boca de aquel "mar dulce" en realidad el
ancho río al que se conocería desde entonces como de la Plata– y
explorándolo descubre la embocadura de otro: el Paraná. Navega por
éste hacia el norte hasta que al llegar a la confluencia de un río más
pequeño, el Carcarañá, halla en esas costas el lugar apto para hacer
pie en tierra firme resolviendo desembarcar y construir allí un fuerte al
que llamó Sancti Spíritu, que sería el primer asentamiento español en
tierra argentina. Luego
de un año de exploraciones por toda la zona sin encontrar la soñada Sierra de
la Plata, y acosados por los ataques de los indios, los pobladores
resuelven abandonar el fuerte y regresar a España.
Con los relatos llevados
por aquellos exploradores a su regreso, estos territorios cobrarían suma
importancia para la corona española, no solo por fabulosas riquezas que
poseerían estas tierras, sino por la necesidad de ocuparlas para
oponer una valla a los portugueses, que no cesaban de avanzar sobre ellos, a
pesar de que el Tratado de Tordesillas se los otorgaba a España.
Los colonizadores españoles
acometieron entonces la tarea de explorar, tomar posesión del territorio y
establecer poblaciones en el actual territorio argentino en los sitios que
consideraron estratégicos. Avanzaron desde diferentes lugares de partida
tomando tres rumbos bien definidos por los que llevaron poblamiento
estable a sendas franjas del territorio.
La primera corriente de población llegó
directamente desde España e ingresó por el Río de la Plata siguiendo los pasos
de Gaboto. Pedro de Mendoza fue el adelantado que dirigió esta populosa
expedición, que contaba con entre mil doscientos y mil quinientos
integrantes. Llegaron a las costas del Plata en febrero de 1536 e inmediatamente,
alli mismo, Mendoza fundó un fuerte que llamó Santa María de los Buenos
Aires. Sin embargo, el entusiasmo inicial que alentaba a esta empresa
colonizadora se perdería rápidamente, pues no les fue fácil hallar alimentos
para tantos hombres como los que habían venido. Asimismo, las relaciones con
los nativos que en un principio fueron buenas, se fueron deteriorando, y los
indígenas terminaron sitiando y quemando la fortaleza, poniendo en emergencia
la situación de los colonizadores.
Abatido por las
circunstancias, Mendoza envío hacia el norte un contingente en busca de
provisiones. Este intento colonizador que estaba a punto de fracasar va a dar
un giro imprevisto cuando el 15 de agosto de 1537, antes de regresar a Buenos
Aires, uno de los exploradores españoles puso las bases de un fuerte al
que llamó Nuestra Señora de la Asunción por la festividad religiosa
del día. Cuatro años más tarde, en 1541, Domingo Martínez de Irala, la haría
oficialmente ciudad instituyendo en ella el primer cabildo en estas tierras.
Esta fundación consolidó el dominio español en el Río de la Plata; los
sobrevivientes de la fortaleza de Buenos Aires se establecieron allí, formando
una población estable donde de la unión de los españoles con mujeres naturales
nacieron los primeros criollos de la zona.
El viejo anhelo de
establecer una población en la entrada del Río de la Plata no había
desaparecido, es por ello que se encargó a Juan de Garay la fundación de una
ciudad en el camino hacia la boca del Plata. Nació así, la ciudad de Santa
Fe sobre la margen derecha del río Paraná, junto al río San Javier, en el
lugar llamado Cayastá, el 15 de noviembre de 1573. Garay dejó allí un grupo de
criollos como sus primeros pobladores. Años más tarde, la ciudad fue trasladada
más al sur, rebautizándola con el nombre de Santa Fe de la Vera Cruz.
Siete años más tarde,
algunos pobladores asunceños responderían al ofrecimiento de Garay de asentarse
en el mismo lugar donde Mendoza había establecido el puerto de Buenos Aires.
Viajaron desde Asunción con víveres, herramientas de labranza, semillas, armas
y ganado, y el 11 de junio de 1580 Juan de Garay declaró fundada la
ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos
Aires y designó a los miembros del cabildo.
La segunda corriente
En 1545 se descubrió el Cerro rico de Potosí,
llamado así por la gran cantidad de mineral de plata de alta calidad que
contenía. Las autoridades del Virreinato del Perú decidieron entonces iniciar
una serie de campañas hacia el sur, buscando la conexión con el asentamiento
fundado por Gaboto y de allí su propósito fue avanzar hasta la
desembocadura del Río de la Plata.
La primera expedición que ingresó
por el norte logró llegar hasta el viejo fuerte Sancti Spiritu fundado por
Gaboto, pero un motín de los soldados puso fin a la empresa colonizadora y
regresaron al Perú. Aunque esta expedición terminó en fracaso, el largo camino
recorrido por los sobrevivientes proporcionó valiosos datos que fueron
aprovechados a su regreso por las autoridades.
En 1549, con precisas
instrucciones de fundar una ciudad, Juan Núñez del Prado salió de Potosí, con
apenas cien hombres. Un año más tarde, en las cercanías de la actual Tucumán,
fundó una población a la cual llamó con el nombre de El Barco, en
recuerdo de El Barco de Ávila, en España. Esta ciudad será trasladada dos
veces: la primera vez fue para evitar problemas de jurisdicción territorial con
otros adelantados; y la segunda, en 1552, fue a causa de la constante
hostilidad de los indios sobre la población. Sin embargo, esta no sería la
última vez: en 1553, Francisco de Aguirre, proveniente de Chile, trasladó a la
ciudad de El Barco un poco más al norte y le dio el nombre de Santiago del
Estero, tal como se la conoce en la actualidad, constituyendo la más antigua de
las ciudades argentinas.
Esta zona del Tucumán, de
gran extensión puesto que abarcaba todo el actual noroeste argentino, se
transformó en una región de encuentro de las expediciones provenientes de Lima,
de Asunción y del Río de la Plata. Resultaba por ello de suma importancia la
fundación de ciudades allí, que sirvieran de enlace entre tan distantes
regiones. Con este objetivo se erigen dos nuevas ciudades: San Miguel de
Tucumán y Nueva de Tierra de Promisión, en 1565, y Córdoba de la Nueva
Andalucía, en 1573.
El proceso fundacional no se
detuvo allí, en 1582 se funda San Felipe de Lerma, hoy Salta; en 1591, la denominada Todos
los Santos de la Nueva Rioja, nombre original de la actual ciudad de la
Rioja; y un año después en el Valle de Jujuy se funda la actual ciudad
homónima, que bautizada en su creación como San Salvador de
Velazco.
La tercera corriente poblacional
partió desde Chile con el objeto era establecer ciudades que
facilitaran la comunicación de la población trasandina con las regiones del Río
de la Plata.
Con este plan partió una
expedición con 38 hombres en 1561. Atravesaron la cordillera de los Andes y
tras un mes de caravana llegaron los colonizadores al valle de Huentota y
fundaron Mendoza del Nuevo Valle de la Rioja. Al año siguiente, Juan Jufré
la hizo trasladar a un sitio más adecuado para la población.
El mismo Jufré, en 1562,
fundó la ciudad de San Juan de la Frontera, cuyo nombre se debe su patrono
San Juan Bautista. Posteriormente, el río San Juan arrasó la ciudad y la misma
fue trasladada al sur de su primitiva ubicación.
En agosto de 1594 nace la
ciudad de San Luis de Loyola, aunque luego se le cambiaría su denominación
por la de San Luis de la Punta de los Venados. De ahí el nombre de
“puntanos” con que se conoce a los habitantes de la actual provincia.
Debe hacerse notar que al
producirse la Revolución de 1810, al amparo de estas ciudades originarias y sus
radios de influencia, se formaron las primeras provincias argentinas, tomando
de aquellas sus nombres.
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