EL RELATIVISMO CULTURAL EN ANTROPOLOGÍA
De la mano de Franz Boas, el culturalismo
norteamericano cuestionó el etnocentrismo europeo y propugnó el respeto hacia
todos los sistemas de valores.
El evolucionismo cultural europeo del siglo XIX se
había fijado como objetivo, utilizar el método comparativo para poder
reconstruir la evolución de la cultura o civilización humana.
Tomando fundamentalmente como criterio de
comparación y valoración el grado de complejidad tecnológica y económica
alcanzada por los diferentes pueblos, los antropólogos más representativos de
esta corriente de pensamiento, comenzaron a medir la evolución de las
sociedades humanas ubicando a Europa en la etapa culminante de ese proceso.
En este contexto de ideas, los pueblos colonizados
van a ser caracterizados como “primitivos cercanos al origen” o “salvajes”, en
una escala de progreso unilineal en donde el punto de llegada era,
naturalmente, la civilización industrial, occidental y cristiana.
Partiendo del principio de la esencial unidad del
pensamiento humano (“unidad psíquica del hombre”), los antropólogos
evolucionistas sostenían que el camino era igual para todos los pueblos
(salvajismo – barbarie – civilización, según el esquema de Lewis Morgan),
variando sólo la velocidad de la marcha. El que llegaba más rápido era, por
lógica, el más inteligente, el superior.
Si todas las sociedades debían pasar por las mismas
etapas de evolución, el colonialismo no era, entonces, un sistema de
dominación, sino más bien una cruzada moral llevada a cabo por Europa para
ayudar y redimir a los otros pueblos que, por alguna razón, habían quedado
empantanados en el proceso evolutivo. De este modo, la existencia de culturas
diferentes será considerada un producto del atraso cultural, que vivían algunas
sociedades a las que todavía no les había llegado el progreso.
Franz Boas introduce el relativismo en antropología
Cuando Franz Boas emigra de Alemania hacia los
Estados Unidos para realizar trabajo de campo entre los “kwakiutl” de la isla
Vancouver, lo hace imbuido por la filosofía idealista de su compatriota Johann
Von Herder.
Este autor es considerado el precursor del concepto
relativista de cultura al afirmar que: “…cada pueblo y cada cultura
tienen un destino que cumplir, pues expresan a su manera una cualidad
irreemplazable de la humanidad”. (cit. por Cuché, D., 1999: 17).
La postura del relativismo respecto de la
diversidad de culturas
Para esta corriente de pensamiento antropológico no
existe una cultura universal, sino culturas particulares. Por lo tanto, cada
cultura debe ser evaluada en su propio contexto y nunca desde una óptica
occidental.
Si, por el contrario, insistiéramos en evaluar lo
extraño a partir de nuestros parámetros culturales, estaríamos operando con un
etnocentrismo ramplón y vulgar. Las diferencias culturales nunca deben ser
interpretadas como inferioridades, sino como el resultado de caminos históricos
diferentes.
Apoyando este punto de vista, la antropóloga
Margaret Mead, discípula de Boas en la Universidad de Columbia, señalaba: “…El
antropólogo no estudia a los pueblos primitivos con el fin primordial de
investigar los orígenes de nuestras actitudes y formas de conducta. Tanto el
esquimal, como el samoano, tienen una historia tan larga como la nuestra
sólo que diferente…” (Mead, M., 1965: 56).
El relativismo cultural se opone al absolutismo de
los valores
Para el culturalismo norteamericano existen tipos
universales de instituciones (familia, matrimonio, patrones de belleza,
patrones morales, etc.), pero, el contenido de los mismos está condicionado por
la experiencia cultural histórica de una sociedad, y por consiguiente, debe ser
explicado en función de un sistema dado de cultura.
Así, por dar sólo algunos ejemplos, la poligamia,
la poliandria, la deformación craneana o la infibulación, no deben estudiarse –y mucho menos juzgarse-
como prácticas aisladas, sino más bien dentro del sistema cultural en donde
dichas normas e instituciones se desarrollan. Sólo así se las podrá comprender
y encontrarles un sentido.
El corolario de estas reflexiones apuntaba a
resaltar la validez histórica relativa de todos los sistemas de creencias. Es
cierto que todos los pueblos del mundo consideran como verdades absolutas a sus
propios valores, pero esto es así porque su propia cultura les ha enseñado a considerarlos
como tales.
Una segunda conclusión que se derivaba de estas
reflexiones apuntaba a resaltar el respeto y la tolerancia que toda sociedad
democrática y liberal que así se precie, debe mostrar frente a las diferentes
manifestaciones culturales.
El relativismo y su influencia en el método
antropológico
Como es de suponerse, esta doctrina se expresó y le
infundió una impronta particular al trabajo de campo que realizaban los
antropólogos culturalistas en diferentes comunidades aldeanas de todo el mundo.
Esta impronta particular en el trabajo de campo
recibió el nombre de “visión emic”. La misma, consiste en percibir las
instituciones y prácticas culturales desde la perspectiva de los participantes
a dicha cultura.
Esta metodología descansa en el supuesto de que el
antropólogo es capaz de trascender momentáneamente su propio condicionamiento
cultural. En este sentido, Boas siempre arengaba a sus discípulos a que se
esfuercen para eliminar sus “anteojeras culturales” al momento de hacer trabajo
de campo. Si el antropólogo lograba despojarse de estos condicionamientos,
podía entonces, asumir las actitudes etnocéntricas y subjetivas de los
participantes en una cultura dada.
De este modo, la descripción etnográfica o
antropológica se convierte en una subjetividad cargada de empatía hacia el
“otro cultural”. Al interpretar los datos desde el punto de vista de los
sujetos estudiados, el antropólogo participa en las instituciones que describe
(fiestas populares, ceremonias religiosas, ritos de iniciación, etc.) y capta
las emociones de las conductas que observa, identificándose con los sujetos
estudiados para poder percibir su mentalidad y su visión del mundo.
Críticas al relativismo cultural
Si bien son muchas las críticas que se le pueden
hacer al relativismo cultural, existe una en particular que no se puede
soslayar. Comprender con empatía el punto de vista del nativo, no debería
llevar implícito tener que aceptar y justificar cualquier tipo de aberración de
la conducta por el temor a caer en el etnocentrismo.
En efecto, no se puede tolerar, por ejemplo, ni las
mutilaciones femeninas, ni la tortura, ni la discriminación, por más que se
encuentren condicionadas culturalmente.
1.
¿Cuál
es la postura de Boas frente al planteo de la superioridad/inferioridad de las
culturas?
2.
¿Cuál
es la finalidad de la investigación antropológica para Margaret Mead? ¿A
quiénes critica cuando habla de la búsqueda
del origen de nuestras costumbres?
3.
Elaborar
en base al texto una definición de etnocentrismo y una de
relativismo cultural
4.
¿qué
es la visión “emic” y cómo se relaciona con el trabajo de campo?
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